Estos días hemos vivido en nuestro país la confirmación de la existencia de dos países dentro de uno; uno de ellos llamado país oficial y el otro un país no oficial del Perú profundo, éste último no existe pero está presente, no se le quiere ver y se ignora su existencia, no aparece en los libros de historia y geografía o se les expone bajo la óptica positivista de cronistas españoles, dejando de lado su proceso histórico y aporte cultural a nuestra propia identidad como país ¿qué es entonces lo oficial?
El país oficial, cuya existencia es cuidadosamente resguarda en los anaqueles del actual Congreso incapaz y corrupto, de clara influencia occidental con sede en las altas culturas off shore de Miami, Can Cun o de los paraísos financieros. La cultura del culto al dinero rápido y fácil, que está conformada por selectos y cultos ciudadanos de primera clase: Rómulo, Bieto, Arias Shereiber, Shult y, un statu quo llamado gobernabilidad y sistema democrático, sostenida por la honorable alianza pro imperialista de los apristas-fujisasesinistas-unidad nacional.
Es la forma de hacer política de los apristas, actuando como dictadura neoliberal, teniendo el control corporativo del aparato del estado, creen que con ello pueden controlar las vidas de todos los peruanos; por el contrario esto es lo que atrasa a nuestro país y perdemos valiosos años para salir del subdesarrollo y el atraso.
El 7 de Junio último, día de la Bandera, García aprovechando la tribuna, como Landazuri del pulpito, decía con respecto a los acontecimientos de Bagua, que tenía que existir “in dubio pro patria, no puede haber in dubio pro tumulto” esto es que había una conspiración extranjera que se oponía al uso de nuestras propias tierras y se preguntaba ¿Quién puede dudar que hoy día los servicios públicos avanzan a paso acelerado y el Perú es un punto de atracción de las inversiones del mundo?
Tenemos que señalar al respecto que si hay in dubio pro reo para los ciudadanos de primera clase como los petrorratas Romulo y Bieto; los servicios básicos como el agua y la luz existen pero son muy caros para las grandes mayorías de los barrios populares y de muy bajo costo para las zonas residenciales. La educación la quieren convertir en servicio que se vende y se compra y no considerarla como un derecho que debe tener todo ciudadano. La atracción de inversiones o el gran billete verde, es para extraer nuestras riquezas naturales, con grandes facilidades legales y libres de impuestos.
El señor García y el partido aprista tienen el derecho de enrolarse en el extremismo neoliberal, pero no pueden comprometer la vida de los peruanos en ese proyecto, vuelto a señalar como inhumano por el actual Papa Benedicto, que en la última encíclica “Caritas en Veritate” (Caridad en la Verdad) les dice a los capitalistas: “ya pues no se la lleven todas, dejen algo para los pueblos”.
El neoliberalismo nos lleva a la involución de la civilización, volvemos al inicio del Siglo I, un Imperio cosmopolita y alrededor de ella tribus llamadas bárbaras, ahora llamados ciudadanos de la sub clase.
JAIME ROQUE
19/07/09
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