Augusto Salazar Bondy en una parte de su discurso inaugural del año académico, en el año 1966, en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, señaló que el problema de la crisis educativa, en nuestro país, se manifestaba por el alto índice de analfabetismo en el Perú; desde entonces mucha agua ha corrido por el rio.
Actualmente el índice de analfabetismo en nuestro país, sigue siendo alto, alrededor del 12% de nuestra población, lo cual nos ubica en los lugares más bajos de los países con respecto a la calidad de vida de sus ciudadanos.
Lo que se debe precisar, ahora, es que la crisis educativa, señalada por Salazar Bondy, en el año 1963, ya no sólo se limita al alto índice de analfabetismo, por el contrario, ésta se ha expandido considerablemente, comprometiendo varios aspectos de la educación., que antes eran esenciales o básicos, como la cobertura educativa.
Las reformas educativas aplicadas en los últimos 30 años, como la de Velazco y la de Fujimori, no han resuelto el problema fundamental de la crisis educativa, que en esencia cambiaron algo para que nada cambie. Miles de Millones de soles perdidos, dinero del Estado que los gobernantes dicen cuidar, al ser plata del pueblo, como los 500 millones de dólares del BID, entregados a Fujimori para ser aplicados en el PLANCAD y el PLANGED, con resultados parciales que no resolvieron la crisis educativa y que por lo contrario lo agravaron; dinero que al final de cuentas el pueblo, al que dicen defender, tendrá que pagar, por la incapacidad y corrupción de los gobiernos venales. Además de ello, está el tiempo perdido, alejándonos cada vez más del progreso y el desarrollo nacional, en comparación al nivel educativo de los países de la región.
Los gobiernos de turno, no han abordado realmente una salida a la crisis educativa, la cual requiere una salida integral, de cambios en lo económico, político, social y de una auténtica reforma educativa. El Estado y el aparato que se articula alrededor de ella están en crisis, por ende la educación, como superestructura componente de ella. Mayor aún, con la aplicación de una política o modelo neoliberal que abre una mayor brecha entre ricos y pobres. Por ello, los problemas como la TBC, el sarampión, la rubéola y el analfabetismo se convierten en endémicos; vean el caso mejicano, que teniendo mayores niveles de calidad educativa, incluso con TLC firmado con los EEUU, tiene un índice de analfabetismo del 14%, mayor que el nuestro país, producto del modelo político que se viene aplicando.
El problema educativo no se puede resolver con parches epidérmicos como la “Ley de Emergencia Educativa” del 2003, que se aprobó formalmente en el gobierno de Toledo, enredado en su propio laberinto, no hubo la intención de aplicarlo y de llevar adelante un cambio sustantivo, a pesar que se denominó el “gobierno del cambio y de la educación”, antes el gobierno de Belaúnde se denominó el “gobierno del quinquenio de la educación” y el primer gobierno de García se denominó “educación para la vida”, que finalmente resultaron pura membresía, demasiados títulos y pocos resultados tangibles y reales.
Actualmente el gobierno del señor García, ha demostrado, en el año que ha transcurrido su gobierno, que no tiene políticas definidas para la educación, cunde la improvisación y el continuismo de las políticas definidas desde el gobierno de Fujimori, es decir las políticas que están orientadas por el BID y el BM. En su discurso por 28 de julio, no ha definido las políticas centrales para salir de la crisis educativa, mucho menos el culto señor García ha hablado de cultura. Adiós cambios profundos en educación. Good Bye Reforma Educativa.
Hasta pronto, el conjunto de las fuerzas de la sociedad debe estar comprometido con la necesidad de una reforma educativa, principalmente el magisterio conciente de ello.
Actualmente el índice de analfabetismo en nuestro país, sigue siendo alto, alrededor del 12% de nuestra población, lo cual nos ubica en los lugares más bajos de los países con respecto a la calidad de vida de sus ciudadanos.
Lo que se debe precisar, ahora, es que la crisis educativa, señalada por Salazar Bondy, en el año 1963, ya no sólo se limita al alto índice de analfabetismo, por el contrario, ésta se ha expandido considerablemente, comprometiendo varios aspectos de la educación., que antes eran esenciales o básicos, como la cobertura educativa.
Las reformas educativas aplicadas en los últimos 30 años, como la de Velazco y la de Fujimori, no han resuelto el problema fundamental de la crisis educativa, que en esencia cambiaron algo para que nada cambie. Miles de Millones de soles perdidos, dinero del Estado que los gobernantes dicen cuidar, al ser plata del pueblo, como los 500 millones de dólares del BID, entregados a Fujimori para ser aplicados en el PLANCAD y el PLANGED, con resultados parciales que no resolvieron la crisis educativa y que por lo contrario lo agravaron; dinero que al final de cuentas el pueblo, al que dicen defender, tendrá que pagar, por la incapacidad y corrupción de los gobiernos venales. Además de ello, está el tiempo perdido, alejándonos cada vez más del progreso y el desarrollo nacional, en comparación al nivel educativo de los países de la región.
Los gobiernos de turno, no han abordado realmente una salida a la crisis educativa, la cual requiere una salida integral, de cambios en lo económico, político, social y de una auténtica reforma educativa. El Estado y el aparato que se articula alrededor de ella están en crisis, por ende la educación, como superestructura componente de ella. Mayor aún, con la aplicación de una política o modelo neoliberal que abre una mayor brecha entre ricos y pobres. Por ello, los problemas como la TBC, el sarampión, la rubéola y el analfabetismo se convierten en endémicos; vean el caso mejicano, que teniendo mayores niveles de calidad educativa, incluso con TLC firmado con los EEUU, tiene un índice de analfabetismo del 14%, mayor que el nuestro país, producto del modelo político que se viene aplicando.
El problema educativo no se puede resolver con parches epidérmicos como la “Ley de Emergencia Educativa” del 2003, que se aprobó formalmente en el gobierno de Toledo, enredado en su propio laberinto, no hubo la intención de aplicarlo y de llevar adelante un cambio sustantivo, a pesar que se denominó el “gobierno del cambio y de la educación”, antes el gobierno de Belaúnde se denominó el “gobierno del quinquenio de la educación” y el primer gobierno de García se denominó “educación para la vida”, que finalmente resultaron pura membresía, demasiados títulos y pocos resultados tangibles y reales.
Actualmente el gobierno del señor García, ha demostrado, en el año que ha transcurrido su gobierno, que no tiene políticas definidas para la educación, cunde la improvisación y el continuismo de las políticas definidas desde el gobierno de Fujimori, es decir las políticas que están orientadas por el BID y el BM. En su discurso por 28 de julio, no ha definido las políticas centrales para salir de la crisis educativa, mucho menos el culto señor García ha hablado de cultura. Adiós cambios profundos en educación. Good Bye Reforma Educativa.
Hasta pronto, el conjunto de las fuerzas de la sociedad debe estar comprometido con la necesidad de una reforma educativa, principalmente el magisterio conciente de ello.
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