HOMENAJE A LOS 80 AÑOS DE LOS “7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA” Y LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO DE LOS TRABAJADADORES
“Mi pensamiento y mi obra constituyen una sola cosa, un único proceso. Y si algún mérito espero y reclamo que me sea reconocido es el de –también conforme un privilegio de Nietzsche- meter toda mi sangre en mis ideas”[1]
José Carlos Mariátegui
El pensamiento y la obra de José Carlos Mariátegui De La Chira, sigue vigente y continúa su camino inexorable de cambios profundos y renovación científica de la sociedad peruana. A pesar de sus detractores, ahora neoliberales y pro imperialistas, de pretender negarlo y de quitarle el filo esencialmente socialista; sus aportes y pensamiento cobra hoy insólita vigencia.
José Carlos Mariátegui, es de aquellos hombres y mujeres que escogieron el camino más difícil y duro, de mayores desprendimientos y sacrificios, en el destino de sus vidas, pero a la vez más la más trascendental y de mayor significado, como es el compromiso militante con los pobres, explotados, descalzos y descamisados de nuestra patria. Él es el modelo de cuadro socialista que el Partido de los explotados requiere en su destino histórico. Mariategui hace de la política una fe y una doctrina, pone sus conocimientos, “mete toda su sangre en sus ideas” al servicio de la política, ennobleciéndola y dignificándola.
Es en ese vínculo indisoluble de Mariátegui con los explotados de nuestro país, de darle contenido y conciencia de clase a sus luchas, es que surge la necesidad de fundar el Partido Socialista, el 7 de octubre de 1928, en Barranco, como instrumento fundamental para el cambio, para lograr alcanzar ese destino histórico que los explotados de nuestro país exigen. El socialismo como obra de multitudes, una acción mancomunada, como “creación heroica” de las masas explotadas, “sin calco ni copia”.
Su concepción de Partido, es del Partido Leninista, en esa perspectiva concibe al Partido, como el Partido de la clase, donde se desarrolla mediante el principio del centralismo democrático y de la solidaridad internacional, y de una estructura jerarquizada basada en órganos y organismos, en una relación dialéctica de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
En este sentido, el 80 aniversario de los “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana” y de la fundación del Partido Socialista, tiene un significado profundo para todos aquellos que se identifican con su legado, pero sobre todo para el pueblo peruano, que tiene en ese legado la base y la fuente científica de una teoría renovadora, así como una fuente de inspiración, en su vida, en su obra y en su pensamiento, para realizar los cambios estructurales que la población peruana hoy demanda.
Para Mariátegui teoría y práctica se entrelazan y conjugan en un solo haz, como él mismo lo señalara “Mi pensamiento y mi obra constituyen una sola cosa”. Para Mariátegui como el primer marxista de Latinoamérica, no puede haber teoría sin práctica, ni práctica sin teoría, sobre todo si esta es revolucionaria, y esto es lo que más resalta de su vida y de su personalidad.
Para escribir su basta obra en política, economía, literatura, poesía, etc., en donde sobresale los “7 Ensayos”, cuya lectura es conocida y difundida a nivel mundial, has sido traducida a diversos idiomas, ha tenido que vincularse a los distintos sectores del pueblo, como son los trabajadores del campo y de la ciudad, los artesanos, artistas e intelectuales, sabiendo escuchar sus preocupaciones e inquietudes, recoger sus puntos de vista y opiniones, teniendo presente siempre la sabiduría popular.
Largas jornadas de conversación y de debate intenso, con sus amigos y colaboradores cercanos, en el ya famoso “Rincón Rojo” de su casa del Jirón Washington, imprimiendo un método y un estilo de trabajo, de análisis, investigación y conclusiones que arribara en sus escritos. Teniendo como herramienta el materialismo dialéctico e histórico en la interpretación de la realidad peruana.
El contexto de trabajo de Mariátegui era arduo e intenso, a pesar de las limitaciones físicas de la enfermedad que ya padecía, la osteomielitis. Su hijo Sandro en una entrevista sobre su padre decía: “Mi padre a las 7 de la mañana ya estaba aseado y afeitado, y se encontraba trabajando en su gabinete del Rincón Rojo, a partir de las 5 de la tarde se reunía con sus amigos, trabajadores, artistas e intelectuales”.
Mariategui era un lector voraz, anotaba, escribía, y hacia resúmenes, teniendo como sus libros preferidos en los idiomas que ya conocía en inglés, francés, italiano y alemán, como “El Capital”, “El fin de la filosofía clásica alemana”, “Las cuestiones fundamentales del marxismo”, “Tirano Banderas” de Ramón María Del Valle Inclán, “Los de Abajo” de Mariano Azuela, los grandes autores de la generación del 98 como fueron Miguel de Unamuno, Azorín (es el seudónimo de José Augusto Trinidad Martínez Ruiz), Antonio Machado, así como las obras de Luigi Pirandello, Massimo Bontempelli, “Jean Christophe” (Juan Cristóbal) es una obra de 10 volúmenes publicada entre 1904 y 1912 por Romain Rolland, por la cual el autor ganó el premio Nobel en literatura en 1915, la revista francesa “Clarté” y otros autores de la época.
El escenario político de 1928 era convulsionado, ya se había realizado la gran jornada de lucha por las subsistencias, Augusto Bernardino Leguía era el Presidente de la República, eran años de un gobierno que abría las puertas al capitalismo, se fundaba el Banco de Crédito, ya se había firmado el contrato oneroso para nuestro país como fue el “Contrato Grace”, aparecían las primeras fábricas en Lima, principalmente textil. La costa estaba separada no solo geográficamente de la sierra por la cordillera de los andes, si no sobre todo por las grandes desigualdades sociales; en la sierra existían y predominaban los latifundios y los gamonales, con la sobre explotación de los campesinos, en base al peonaje y pongaje, bajo un régimen de servidumbre, con el trabajo obligatorio y gratuito de las tierras por los indígenas(campesinos) como fue el yaconazgo, lo mismo que en las grandes haciendas del norte del Norte y Sur de nuestro país, con los gamonales denominados los señores de orca y cuchillo, propio de una sociedad semi feudal, con un capitalismo emergente, como se manifestaba en el Perú en ese entonces.
Este escenario político de grandes conflictos, de profundas y abismales desigualdades sociales entre la costa y la sierra, no solo regionales, sobre todo de clases sociales, hacia que los trabajadores se organizaran sindicalmente y avanzaran más allá de la lucha reivindicativa para organizarse políticamente en el Partido de los trabajadores Eran momentos de reuniones y propaganda intensa para difundir sus ideas y apreciaciones del momento político en el Perú y en el mundo contemporáneo. Se forma el sindicato de panaderos y artesanos “Estrella Roja”, así como la Federación Obrera de Lima. Mariategui funda y escribe en diversos periódicos y revistas de la época, como fueron la revista “Labor” fundada por Mariátegui también en el año de 1928, como heredera de otras experiencias importantes de la prensa proletaria donde participó Mariátegui, como fueron “Nuestra época” en 1918, “La Razón” en 1919, “Claridad” en 1923 y “Amauta” en 1926.
Mariategui se confiesa marxista, pero no cae en el dogmatismo estéril, sabe escudriñar el marxismo como guía para la acción, pero no reemplaza la realidad peruana. Zinoviev decía sobre Mariategui: “Mariátegui es un cerebro brillante, y un verdadero creador. Casi no parece latinoamericano; no imita a los demás ni repite nunca lo que dicen los europeos. Lo que él crea es indudablemente suyo”.
Los “7 Ensayos” tratan sobre temas de economía, el problema del indio, el problema de la tierra, la educación, la religión, el regionalismo y la literatura. En ninguna parte de los “7 Ensayos” encontramos copias de una frase construida por Marx o Lenin, por ejemplo encontramos en los “7 Ensayos” a Marx citado 3 veces, Lenin también es citado 3 veces y Engels es citado sólo 2 veces; en cambio los más citados son Manuel Gonzáles Prada citado 30 veces, José de la Riva Agüero citado 19 veces, Manuel Villarán citado 18 veces y Abraham Valdelomar citado 15 veces[2].
Para Mariátegui el problema del Indio (campesino) y de la tierra son problemas irresueltos por el Estado semifeudal, que tiene que ver con las relaciones de producción predominante, el problema indígena tiene raíces económicas, como él lo señala: “La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra”[3].
La educación peruana como heredera de la conquista española, no ha roto sus lazos coloniales, sufriendo tres influencias: la española, la Norteamérica y la francesa. Mariátegui señala al respecto: “La educación nacional, por consiguiente, no tiene un espíritu nacional, tiene más bien un espíritu colonial y colonizador”[4].
Estos análisis y propuestas de Mariátegui configuran lo que hoy se denomina el pensamiento crítico y divergente, más aun el pensamiento innovador estratégico; no se queda en lo parcial, anecdótico y efímero, por el contrario parte de la realidad para proponer salidas y perspectivas de solución.
La izquierda de hoy, de nuestros días, debe retomar el legado de Mariátegui para convertirse en alternativa de gobierno y de poder para los trabajadores del campo y de la ciudad, tomar el mensaje y el ejemplo imperecedero de Mariategui siempre por la unidad y el trabajo en frente único, “Todo nos une, nada nos separa”.
Refundar la izquierda peruana en base a su unidad, ir a las bases y a las masas, casa por casa, barrio por barrio, en la obra de multitudes que reclama Mariátegui. Romper con la mente estrecha de lo parcial y secundario, para entrar a una propuesta estratégica de masas. Continuar la obra de Mariátegui es el compromiso de la izquierda.
Gracias Mariátegui, por tus obras y pensamiento, por ser de los nuestros, por haber nacido en esta querida tierra llamada Perú.
JAIME ROQUE
04/05/08
[1] JOSE CARLOS MARIATEGUI: “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”. Advertencia. Pág. 11.
[2] JOSE CARLOS MARIATEGUI: “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”. Índice de nombres. Pág. 255
[3] Idem. El problema del Indio. Pág. 29
[4] Idem. El proceso de la Instrucción Pública. Pág. 79
“Mi pensamiento y mi obra constituyen una sola cosa, un único proceso. Y si algún mérito espero y reclamo que me sea reconocido es el de –también conforme un privilegio de Nietzsche- meter toda mi sangre en mis ideas”[1]
José Carlos Mariátegui
El pensamiento y la obra de José Carlos Mariátegui De La Chira, sigue vigente y continúa su camino inexorable de cambios profundos y renovación científica de la sociedad peruana. A pesar de sus detractores, ahora neoliberales y pro imperialistas, de pretender negarlo y de quitarle el filo esencialmente socialista; sus aportes y pensamiento cobra hoy insólita vigencia.
José Carlos Mariátegui, es de aquellos hombres y mujeres que escogieron el camino más difícil y duro, de mayores desprendimientos y sacrificios, en el destino de sus vidas, pero a la vez más la más trascendental y de mayor significado, como es el compromiso militante con los pobres, explotados, descalzos y descamisados de nuestra patria. Él es el modelo de cuadro socialista que el Partido de los explotados requiere en su destino histórico. Mariategui hace de la política una fe y una doctrina, pone sus conocimientos, “mete toda su sangre en sus ideas” al servicio de la política, ennobleciéndola y dignificándola.
Es en ese vínculo indisoluble de Mariátegui con los explotados de nuestro país, de darle contenido y conciencia de clase a sus luchas, es que surge la necesidad de fundar el Partido Socialista, el 7 de octubre de 1928, en Barranco, como instrumento fundamental para el cambio, para lograr alcanzar ese destino histórico que los explotados de nuestro país exigen. El socialismo como obra de multitudes, una acción mancomunada, como “creación heroica” de las masas explotadas, “sin calco ni copia”.
Su concepción de Partido, es del Partido Leninista, en esa perspectiva concibe al Partido, como el Partido de la clase, donde se desarrolla mediante el principio del centralismo democrático y de la solidaridad internacional, y de una estructura jerarquizada basada en órganos y organismos, en una relación dialéctica de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
En este sentido, el 80 aniversario de los “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana” y de la fundación del Partido Socialista, tiene un significado profundo para todos aquellos que se identifican con su legado, pero sobre todo para el pueblo peruano, que tiene en ese legado la base y la fuente científica de una teoría renovadora, así como una fuente de inspiración, en su vida, en su obra y en su pensamiento, para realizar los cambios estructurales que la población peruana hoy demanda.
Para Mariátegui teoría y práctica se entrelazan y conjugan en un solo haz, como él mismo lo señalara “Mi pensamiento y mi obra constituyen una sola cosa”. Para Mariátegui como el primer marxista de Latinoamérica, no puede haber teoría sin práctica, ni práctica sin teoría, sobre todo si esta es revolucionaria, y esto es lo que más resalta de su vida y de su personalidad.
Para escribir su basta obra en política, economía, literatura, poesía, etc., en donde sobresale los “7 Ensayos”, cuya lectura es conocida y difundida a nivel mundial, has sido traducida a diversos idiomas, ha tenido que vincularse a los distintos sectores del pueblo, como son los trabajadores del campo y de la ciudad, los artesanos, artistas e intelectuales, sabiendo escuchar sus preocupaciones e inquietudes, recoger sus puntos de vista y opiniones, teniendo presente siempre la sabiduría popular.
Largas jornadas de conversación y de debate intenso, con sus amigos y colaboradores cercanos, en el ya famoso “Rincón Rojo” de su casa del Jirón Washington, imprimiendo un método y un estilo de trabajo, de análisis, investigación y conclusiones que arribara en sus escritos. Teniendo como herramienta el materialismo dialéctico e histórico en la interpretación de la realidad peruana.
El contexto de trabajo de Mariátegui era arduo e intenso, a pesar de las limitaciones físicas de la enfermedad que ya padecía, la osteomielitis. Su hijo Sandro en una entrevista sobre su padre decía: “Mi padre a las 7 de la mañana ya estaba aseado y afeitado, y se encontraba trabajando en su gabinete del Rincón Rojo, a partir de las 5 de la tarde se reunía con sus amigos, trabajadores, artistas e intelectuales”.
Mariategui era un lector voraz, anotaba, escribía, y hacia resúmenes, teniendo como sus libros preferidos en los idiomas que ya conocía en inglés, francés, italiano y alemán, como “El Capital”, “El fin de la filosofía clásica alemana”, “Las cuestiones fundamentales del marxismo”, “Tirano Banderas” de Ramón María Del Valle Inclán, “Los de Abajo” de Mariano Azuela, los grandes autores de la generación del 98 como fueron Miguel de Unamuno, Azorín (es el seudónimo de José Augusto Trinidad Martínez Ruiz), Antonio Machado, así como las obras de Luigi Pirandello, Massimo Bontempelli, “Jean Christophe” (Juan Cristóbal) es una obra de 10 volúmenes publicada entre 1904 y 1912 por Romain Rolland, por la cual el autor ganó el premio Nobel en literatura en 1915, la revista francesa “Clarté” y otros autores de la época.
El escenario político de 1928 era convulsionado, ya se había realizado la gran jornada de lucha por las subsistencias, Augusto Bernardino Leguía era el Presidente de la República, eran años de un gobierno que abría las puertas al capitalismo, se fundaba el Banco de Crédito, ya se había firmado el contrato oneroso para nuestro país como fue el “Contrato Grace”, aparecían las primeras fábricas en Lima, principalmente textil. La costa estaba separada no solo geográficamente de la sierra por la cordillera de los andes, si no sobre todo por las grandes desigualdades sociales; en la sierra existían y predominaban los latifundios y los gamonales, con la sobre explotación de los campesinos, en base al peonaje y pongaje, bajo un régimen de servidumbre, con el trabajo obligatorio y gratuito de las tierras por los indígenas(campesinos) como fue el yaconazgo, lo mismo que en las grandes haciendas del norte del Norte y Sur de nuestro país, con los gamonales denominados los señores de orca y cuchillo, propio de una sociedad semi feudal, con un capitalismo emergente, como se manifestaba en el Perú en ese entonces.
Este escenario político de grandes conflictos, de profundas y abismales desigualdades sociales entre la costa y la sierra, no solo regionales, sobre todo de clases sociales, hacia que los trabajadores se organizaran sindicalmente y avanzaran más allá de la lucha reivindicativa para organizarse políticamente en el Partido de los trabajadores Eran momentos de reuniones y propaganda intensa para difundir sus ideas y apreciaciones del momento político en el Perú y en el mundo contemporáneo. Se forma el sindicato de panaderos y artesanos “Estrella Roja”, así como la Federación Obrera de Lima. Mariategui funda y escribe en diversos periódicos y revistas de la época, como fueron la revista “Labor” fundada por Mariátegui también en el año de 1928, como heredera de otras experiencias importantes de la prensa proletaria donde participó Mariátegui, como fueron “Nuestra época” en 1918, “La Razón” en 1919, “Claridad” en 1923 y “Amauta” en 1926.
Mariategui se confiesa marxista, pero no cae en el dogmatismo estéril, sabe escudriñar el marxismo como guía para la acción, pero no reemplaza la realidad peruana. Zinoviev decía sobre Mariategui: “Mariátegui es un cerebro brillante, y un verdadero creador. Casi no parece latinoamericano; no imita a los demás ni repite nunca lo que dicen los europeos. Lo que él crea es indudablemente suyo”.
Los “7 Ensayos” tratan sobre temas de economía, el problema del indio, el problema de la tierra, la educación, la religión, el regionalismo y la literatura. En ninguna parte de los “7 Ensayos” encontramos copias de una frase construida por Marx o Lenin, por ejemplo encontramos en los “7 Ensayos” a Marx citado 3 veces, Lenin también es citado 3 veces y Engels es citado sólo 2 veces; en cambio los más citados son Manuel Gonzáles Prada citado 30 veces, José de la Riva Agüero citado 19 veces, Manuel Villarán citado 18 veces y Abraham Valdelomar citado 15 veces[2].
Para Mariátegui el problema del Indio (campesino) y de la tierra son problemas irresueltos por el Estado semifeudal, que tiene que ver con las relaciones de producción predominante, el problema indígena tiene raíces económicas, como él lo señala: “La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra”[3].
La educación peruana como heredera de la conquista española, no ha roto sus lazos coloniales, sufriendo tres influencias: la española, la Norteamérica y la francesa. Mariátegui señala al respecto: “La educación nacional, por consiguiente, no tiene un espíritu nacional, tiene más bien un espíritu colonial y colonizador”[4].
Estos análisis y propuestas de Mariátegui configuran lo que hoy se denomina el pensamiento crítico y divergente, más aun el pensamiento innovador estratégico; no se queda en lo parcial, anecdótico y efímero, por el contrario parte de la realidad para proponer salidas y perspectivas de solución.
La izquierda de hoy, de nuestros días, debe retomar el legado de Mariátegui para convertirse en alternativa de gobierno y de poder para los trabajadores del campo y de la ciudad, tomar el mensaje y el ejemplo imperecedero de Mariategui siempre por la unidad y el trabajo en frente único, “Todo nos une, nada nos separa”.
Refundar la izquierda peruana en base a su unidad, ir a las bases y a las masas, casa por casa, barrio por barrio, en la obra de multitudes que reclama Mariátegui. Romper con la mente estrecha de lo parcial y secundario, para entrar a una propuesta estratégica de masas. Continuar la obra de Mariátegui es el compromiso de la izquierda.
Gracias Mariátegui, por tus obras y pensamiento, por ser de los nuestros, por haber nacido en esta querida tierra llamada Perú.
JAIME ROQUE
04/05/08
[1] JOSE CARLOS MARIATEGUI: “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”. Advertencia. Pág. 11.
[2] JOSE CARLOS MARIATEGUI: “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”. Índice de nombres. Pág. 255
[3] Idem. El problema del Indio. Pág. 29
[4] Idem. El proceso de la Instrucción Pública. Pág. 79
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